El informe del Banco Asiático de Desarrollo titulado “Supporting Health-Care Financing Reform in Mongolia: Experiences, Lessons Learned, and Future Directions“, escrito por Altantuya Jigjidsuren y Bayar Oyun, puede consultarse aquí.
Los autores dieron las gracias a Dorjsuren Bayarsaikhan, asesor principal de sistemas sanitarios del Departamento de Gobernanza y Financiación de Sistemas Sanitarios de la Organización Mundial de la Salud, y a Claude Bodart, antiguo especialista principal en salud del Banco Asiático de Desarrollo, por su revisión.
RESUMEN EJECUTIVO
Antes de la década de 1990, el Estado asumía toda la responsabilidad de la financiación y prestación de servicios sanitarios en Mongolia. No existía el sector privado, y toda la población tenía garantizado el acceso gratuito a la sanidad pública. La financiación exclusivamente fiscal -con recursos procedentes de los impuestos generales- financió los gastos de asistencia sanitaria. A principios de la década de 1990, Mongolia inició la transición de una economía de planificación centralizada a una economía de mercado. Las dificultades de la transición comenzaron cuando la retirada de la ayuda soviética provocó un colapso económico que redujo significativamente el presupuesto general del Estado y la asignación de recursos para gastos públicos. En las nuevas condiciones económicas, se hizo difícil mantener la asistencia sanitaria gratuita únicamente mediante la financiación estatal. El gobierno necesitaba recursos financieros adicionales para el presupuesto estatal a fin de mantener los niveles de calidad, acceso y cobertura de la asistencia sanitaria alcanzados anteriormente. Ello hizo necesaria la reforma del sistema sanitario y de sus mecanismos de financiación. El apoyo del Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) a la reforma del sistema sanitario de Mongolia comenzó en 1994, cuando el gobierno de Mongolia solicitó ayuda al BAsD para reforzar el recién introducido sistema de seguro médico. Desde entonces, los programas de desarrollo del sector sanitario y los proyectos de asistencia técnica financiados por el BAsD apoyan continuamente el sistema sanitario de Mongolia, incluida la reforma de la financiación de la atención sanitaria.
La reforma del sistema de financiación de la asistencia sanitaria de Mongolia pasó de un modelo de financiación orientado exclusivamente a los insumos al modelo orientado a los resultados que se utilizará en 2022 y que se adapta mejor a las realidades de una economía de mercado. El cambio a un modelo orientado a los resultados ha dado lugar a varios resultados significativos, entre ellos (i) el establecimiento del régimen obligatorio del seguro nacional de enfermedad como fuente principal de financiación de la asistencia sanitaria; (ii) la introducción de mecanismos de pago más eficientes, como la capitación para la atención primaria y los pagos basados en casos para los servicios hospitalarios; (iii) la puesta en común de las principales fuentes de financiación de la asistencia sanitaria, como el presupuesto estatal y el fondo del seguro de enfermedad; y (iv) el establecimiento del sistema de comprador único de servicios sanitarios.
Sigue habiendo retos que el gobierno debe abordar para mejorar la eficiencia y eficacia generales del sistema de financiación de la asistencia sanitaria, como por ejemplo (i) La continua infrafinanciación de la asistencia sanitaria, (ii) un elevado gasto directo que agrava los riesgos financieros de los hogares, y (iii) financiación insuficiente asignada a la atención primaria de salud en comparación con la financiación asignada a la atención hospitalaria sobredimensionada y excesiva.
Este documento describe el sistema de financiación de la asistencia sanitaria en Mongolia y las reformas asociadas que se iniciaron a principios de la década de 1990. La ayuda del BAsD a la reforma de la financiación de la sanidad en Mongolia ofrece lecciones que podrían ser útiles para prestar apoyo a otros países de la región. Cabe destacar especialmente la necesidad de (i) garantizar la asignación de tiempo y recursos, (ii) esforzarse continuamente por aplicar cambios sistémicos, y (iii) tener en cuenta las cuestiones relativas a la coherencia de las políticas y los planes y a su aplicación oportuna.