En 2020, la pandemia mundial COVID-19 ilustró como ninguna otra en la historia reciente la importancia de crear sistemas sanitarios resistentes. El desvío de recursos del sistema sanitario para abordar la atención de COVID-19 provocó una interrupción de los servicios sanitarios esenciales que afectó en mayor medida a los hogares vulnerables y los puso en riesgo de incurrir en gastos sanitarios catastróficos de proveedores privados. La financiación sanitaria es un componente especialmente urgente de los sistemas de salud de los países en desarrollo a raíz de la COVID-19. Por su parte, Kenia ha hecho de la cobertura sanitaria universal (CSU) uno de sus principales objetivos de desarrollo en los últimos años, pero su financiación, incluso antes de la pandemia, ha sido un reto. Dados los retos de la COVID-19, los países de renta baja como Kenia necesitan una mayor voluntad política y capacidad técnica en materia de movilización de recursos nacionales para poder prestar servicios sanitarios de alta calidad a sus ciudadanos. Este informe utiliza dos condados (Makueni y Nyeri) de Kenia como casos para examinar los retos y las mejores prácticas a la hora de aumentar la asignación de recursos para la sanidad a nivel subnacional. La investigación desveló prácticas eficaces de financiación sanitaria que pueden aportar importantes lecciones a los socios para el desarrollo, así como a los responsables políticos locales y nacionales de Kenia. Por ejemplo, los sistemas sanitarios locales deben reflejar las prioridades locales y la forma en que los donantes globales y los líderes de los condados pueden reforzar los sistemas sanitarios subnacionales después de COVID-19 y más allá.
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