La repentina suspensión de la financiación de Estados Unidos a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y a Gavi en 2025 ha suscitado serias preocupaciones para los programas mundiales de inmunización. Históricamente, la ayuda estadounidense ha sido decisiva para reducir la mortalidad infantil y ampliar la cobertura vacunal en los países de renta baja y media (PRBM). La abrupta retirada, combinada con la disminución de los compromisos de ayuda de otros donantes importantes, amenaza la inmunización sistemática y los servicios de salud materno-infantil, especialmente en el Sur Global, donde la financiación externa sigue siendo fundamental.
En este panorama cambiante, Japón ha surgido como un líder potencial para salvar la brecha de la inmunización. A pesar de los crecientes debates internos sobre la ayuda exterior, Japón ha reforzado su compromiso con la salud mundial mediante renovadas contribuciones financieras e iniciativas, incluidas las inversiones en la fabricación de vacunas y la cobertura sanitaria universal. Aprovechando su larga experiencia en salud maternoinfantil, Japón está en condiciones de desempeñar un papel importante en el mantenimiento del progreso hacia unos sistemas sanitarios equitativos y resistentes en todo el mundo.