En el artículo de investigación publicado en The Lancet, titulado “Replantear la política económica para la salud y el bienestar”, los autores exploran las consecuencias del crecimiento económico sobre la salud, la sostenibilidad medioambiental y la desigualdad.
Aunque la expansión económica del siglo pasado ha reportado importantes beneficios, también ha provocado problemas acuciantes como la contaminación, los estilos de vida poco saludables y el aumento de las enfermedades no transmisibles.
Además, el acceso a los servicios sanitarios esenciales sigue siendo un reto para más de la mitad de la población mundial, y muchos se enfrentan a dificultades económicas cuando buscan atención médica.
El artículo aboga por abandonar el enfoque tradicional del producto interior bruto (PIB) como principal indicador económico.
En su lugar, defiende que la salud y el bienestar deben estar en el centro de las políticas económicas.
Este enfoque, defendido por el Consejo de la OMS sobre la Economía de la Salud para Todos, exige cambios fundamentales en la forma en que las naciones valoran la salud, financian los sistemas de salud pública, fomentan la innovación y crean capacidad gubernamental para promover la equidad sanitaria.
Las recomendaciones de esta investigación han servido de base a la reciente resolución de la Asamblea Mundial de la Salud sobre la “Economía de la Salud para Todos”, cuyo objetivo es redefinir la forma en que los gobiernos abordan la intersección de la salud y el desarrollo económico.