El informe de la Sociedad para el Desarrollo Internacional cuenta la historia de cómo las finanzas han adquirido una influencia sin precedentes sobre nuestras vidas, subyugando los objetivos sanitarios a los valores de los accionistas, las fluctuaciones del mercado y los fracasos.
La financiarización de la sanidad se ha disparado en los últimos 30 años, convirtiendo la asistencia sanitaria en una mercancía en la que las entidades privadas con ánimo de lucro han adquirido un control significativo. Esta tendencia se manifiesta a través de los monopolios del conocimiento médico, la expansión de los mercados de seguros sanitarios financiarizados y el rápido crecimiento de las tecnologías sanitarias digitales. Tras la crisis financiera de 2008, aumentó la inversión del sector privado en políticas de desarrollo, lo que condujo al auge de las asociaciones público-privadas (APP) en el ámbito sanitario. Sin embargo, estas asociaciones han sido criticadas por comprometer los objetivos de salud pública debido a su dependencia de intereses privados.
La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto importantes fallos del mercado en la asistencia sanitaria mundial, pero las políticas neoliberales siguen arraigadas, con un enfoque persistente en soluciones impulsadas por el sector privado. Esto es evidente en iniciativas como el Mecanismo Financiero Internacional para la Inmunización (IFFIm) y el plan COVAX, que se han enfrentado a críticas por su distribución desigual de las vacunas. A medida que prosigue la financiarización de la sanidad, aumenta la preocupación por que la sanidad pública se rija cada vez más por los principios del mercado, con el riesgo de que se amplíen las desigualdades sanitarias y se socave la legitimidad de las funciones de la sanidad pública.