Un trabajo de investigación publicado en el número de diciembre de 2023 de Lancet Global Health sobre cómo 15 países respondieron a la pandemia de COVID-19 a través de sus políticas de financiación sanitaria. El documento ha sido redactado por Aungsumalee Pholpark, facilitadora comunitaria para la región de Asia en la Oficina de Coordinación de P4H de Bangkok (Tailandia).
La pandemia COVID-19 fue una emergencia sanitaria que requirió una rápida movilización de recursos fiscales para apoyar las respuestas nacionales. El uso de mecanismos y políticas de financiación sanitaria eficaces, o la falta de ellos, afectó al impacto de la pandemia en la población, especialmente en los grupos e individuos vulnerables. El documento ofrece una visión general y ejemplos ilustrativos de las políticas de financiación sanitaria adoptadas en 15 países durante la pandemia, desarrolla un marco para una financiación sanitaria resistente y utiliza esta pandemia para argumentar a favor de avanzar hacia la cobertura sanitaria universal (CSU).
Este estudio de caso examina las respuestas de las políticas nacionales de financiación sanitaria de 15 países (Brasil, China, Alemania, India, Indonesia, Irán, México, Nigeria, Singapur, España, Sudáfrica, Tailandia, Reino Unido, EE.UU. y Vietnam), seleccionados a propósito para representar a todas las regiones de la OMS y con distintos niveles de renta, índices de cobertura sanitaria universal y tipologías de sistemas sanitarios. Los autores hicieron una revisión bibliográfica sistemática de artículos revisados por pares, documentos políticos, informes técnicos y datos de dominio público sobre medidas políticas en respuesta a la pandemia, y complementaron los datos obtenidos con 61 entrevistas en profundidad con expertos en sistemas sanitarios y financiación de la sanidad. También hicieron un análisis temático de nuestros datos y organizaron los temas clave en un marco conceptual para una financiación sanitaria resiliente.
La financiación sanitaria resiliente para emergencias sanitarias se caracteriza por dos fases principales: (1) absorber y recuperar, en la que los sistemas sanitarios deben absorber los impactos iniciales y posteriores provocados por la pandemia y reestabilizarse a partir de ellos; y (2) sostener, en la que los sistemas sanitarios deben ampliar y mantener el espacio fiscal para la salud con el fin de avanzar hacia la cobertura sanitaria universal al tiempo que se construyen estructuras de financiación sanitaria resilientes que puedan preparar mejor a los sistemas sanitarios para futuras emergencias sanitarias. Los investigadores observaron que en todos los países se aplicaron cinco políticas clave de financiación: uso de fondos extrapresupuestarios para una respuesta inicial rápida, reutilización de fondos existentes, mecanismos eficaces de desembolso de fondos para garantizar una canalización rápida hacia el personal previsto y la población en general, movilización del sector privado para paliar las carencias de los entornos públicos y ampliación de la cobertura de los servicios para mejorar la protección de los grupos vulnerables. La rendición de cuentas y la supervisión son necesarias en todas las etapas para garantizar un movimiento y un uso eficaces y responsables de los fondos, lo que puede lograrse mediante una gobernanza y una coordinación sólidas, la tecnología de la información y la participación de la comunidad.
Las conclusiones sugieren que los sistemas sanitarios deben aprovechar la pandemia de COVID-19 como una oportunidad para reforzar las políticas de financiación sanitaria y comprometerse políticamente con mecanismos de financiación pública que sirvan para prepararse ante futuras emergencias y como palanca para la cobertura sanitaria universal.
