El informe “¿Puede la gente permitirse pagar la asistencia sanitaria? Nuevos datos sobre la protección financiera en Macedonia del Norte” ofrece un análisis exhaustivo de la protección financiera en el sistema sanitario del país. Examina hasta qué punto los pagos directos crean dificultades económicas y afectan a la accesibilidad de la asistencia sanitaria, sobre todo entre las poblaciones vulnerables.
El informe destaca un descenso de las dificultades económicas a lo largo del tiempo, con un porcentaje de hogares que experimentan pagos catastróficos de su bolsillo que disminuye del 9,6% en 2006 al 6,5% en 2018. Además, casi el 7% de los hogares estaban empobrecidos o en riesgo de empobrecimiento debido a los gastos sanitarios en 2018, frente al 10% en 2006. Sin embargo, la carga financiera sigue siendo desproporcionadamente alta entre los hogares más pobres y los que tienen al menos un miembro mayor de 60 años.
A pesar de las mejoras, los pagos directos siguen representando el 42% del gasto sanitario total, cifra significativamente superior a la media de la UE, que es del 22%. Esta dependencia de los pagos directos refleja la escasa inversión en sanidad pública y las lagunas en la cobertura, sobre todo de los medicamentos ambulatorios y la atención especializada. Los medicamentos y los servicios ambulatorios siguen siendo los que más contribuyen a las dificultades económicas, y los hogares más pobres gastan una mayor proporción de sus ingresos en medicamentos esenciales.
Aunque Macedonia del Norte tiene un Sistema Obligatorio de Seguro de Enfermedad (FZO), aproximadamente el 10% de la población sigue sin tener seguro. Esto significa que las personas no aseguradas deben pagar el coste total de los servicios sanitarios, salvo la atención de urgencia. La falta de cobertura del seguro afecta especialmente a los trabajadores informales, a los autónomos que no cotizan y a las personas con lagunas laborales.
Incluso entre las personas aseguradas, la cobertura de los medicamentos ambulatorios es escasa, y exige importantes desembolsos. La lista positiva de medicamentos financiados con fondos públicos apenas se ha ampliado desde 2008, lo que deja muchos medicamentos necesarios fuera de la cobertura. Las estructuras de copago para las recetas ambulatorias suponen una carga adicional para los pacientes, ya que las exenciones para los grupos de bajos ingresos no se aplican a los medicamentos.
El informe encuentra marcadas diferencias en el gasto sanitario entre los grupos socioeconómicos. Los hogares del quintil más rico tienen muchas más probabilidades de incurrir en gastos de bolsillo que los hogares más pobres. Mientras que las personas más ricas tienden a gastar más en atención ambulatoria y hospitalaria, los hogares con menos ingresos dan prioridad a los medicamentos, a menudo a expensas de otras necesidades sanitarias.
Otro problema importante es la prevalencia de los pagos informales, sobre todo en los servicios ginecológicos y obstétricos. Estos pagos por debajo de la mesa actúan como una barrera financiera adicional, exacerbando las desigualdades en el acceso a la asistencia sanitaria. Abordar los pagos informales sigue siendo un reto clave para mejorar la protección financiera y garantizar un acceso justo a los servicios médicos.
El informe señala mejoras en el acceso a la asistencia sanitaria a lo largo del tiempo, impulsadas por intervenciones políticas y avances tecnológicos. La introducción de MojTermin, un sistema electrónico de gestión de datos sanitarios, ha reducido significativamente los tiempos de espera para procedimientos diagnósticos y visitas a especialistas. Además, las políticas dirigidas a ampliar los servicios de atención primaria han llevado a una mayor utilización de la atención ambulatoria.
A pesar de estas mejoras, persisten las necesidades sanitarias insatisfechas, sobre todo entre las poblaciones de bajos ingresos y ancianos. Aunque las necesidades sanitarias insatisfechas autodeclaradas han disminuido hasta igualar la media de la UE, siguen existiendo importantes disparidades relacionadas con la renta y la edad. El coste sigue siendo el obstáculo más común para acceder a la asistencia sanitaria.
Para lograr la cobertura sanitaria universal (CSU) y reforzar la protección financiera, el informe sugiere varias reformas políticas.
- Desvincular el derecho del pago de cotizaciones para que el acceso a la asistencia sanitaria no dependa de la situación del seguro.
- Simplificar las estructuras de copago y ampliar las exenciones para los colectivos con bajos ingresos.
- Mejorar la asequibilidad de los medicamentos actualizando periódicamente la lista de medicamentos esenciales y fomentando el uso de genéricos.
- Abordar los pagos informales mediante una mejor supervisión y regulación.
- Aumentar la inversión pública en sanidad, priorizando la asequibilidad y la accesibilidad.