La notable transformación socioeconómica de Etiopía en la última década se ha caracterizado por: una reorientación del gasto de recurrente a capital; una importante devolución de recursos del Gobierno Federal a las Regiones; y una clara priorización del gasto en infraestructuras, al tiempo que se protege el gasto en educación en el cuatro por ciento del PIB. El Gobierno de Etiopía también ha movilizado recursos externos para impulsar el gasto en sectores favorables a los pobres, en particular la sanidad y la protección social.
A medida que Etiopía sienta las bases para convertirse en un país de renta media, y el cambiante entorno mundial implica una disminución de la ayuda exterior, es imperativo que la actividad fiscal interna respalde esta transición. La actual relación entre impuestos y PIB es baja en comparación con la de los países de su entorno, y la estructura fiscal se beneficiaría de una mayor contribución de las fuentes impositivas directas. Por lo tanto, existe una necesidad inmediata de avanzar en las reformas fiscales y mejorar la capacidad y la calidad de la administración tributaria. La ampliación de las bases imponibles, mediante la revisión de las exenciones, así como la revisión de los tipos impositivos podrían ser vías a considerar. Los ingresos adicionales crearán el tan necesario espacio fiscal para aumentar la financiación de las operaciones y el mantenimiento para la prestación de servicios, y apoyar la sostenibilidad fiscal.