Los recientes recortes de la ayuda sanitaria mundial de EE.UU. están creando una crisis de financiación para 26 países de renta baja y media (PRMB), advierte un nuevo análisis del Centro para el Desarrollo Mundial. Se calcula que EE.UU., el mayor donante mundial en materia de salud mundial, aporta anualmente 12.400 millones de dólares, de los cuales 8.500 millones se asignan como ayuda bilateral. La repentina reducción de la financiación amenaza servicios sanitarios esenciales, como el tratamiento del VIH, la atención a la tuberculosis y las intervenciones de salud materna.
El análisis identifica 37 PIBM en los que la ayuda sanitaria estadounidense representa al menos el 10% del gasto sanitario público. Entre ellos, 26 países -con una población total de 1.380 millones de personas- están clasificados como muy dependientes de la financiación estadounidense y con limitaciones fiscales, lo que les impide compensar el déficit. Afganistán, Somalia, Sudán del Sur y Malawi se encuentran entre los más afectados, con una financiación estadounidense que supera el 200% de sus presupuestos sanitarios nacionales.
Dado que otros donantes importantes también están reduciendo su ayuda, los expertos insisten en la urgencia de encontrar soluciones alternativas. Las posibles respuestas incluyen movilizar recursos nacionales, aumentar la ayuda de emergencia de otros donantes y acelerar la financiación filantrópica. Sin embargo, se necesitan cambios estructurales a largo plazo para construir un sistema mundial de financiación sanitaria más resistente y menos vulnerable a los cambios geopolíticos.