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El máximo organismo hospitalario privado alega que las aseguradoras sanitarias "abusan del poder de mercado" en Australia - P4H Network

El máximo organismo hospitalario privado alega que las aseguradoras sanitarias “abusan del poder de mercado” en Australia

Los hospitales privados de Australia alegan que las principales aseguradoras utilizan prácticas contractuales desleales que perjudican la atención a los pacientes y amenazan la viabilidad de los hospitales; las aseguradoras niegan haber actuado mal. El gobierno está estudiando medidas reguladoras, mientras las tensiones perturban el sector sanitario privado.

El sector hospitalario privado australiano está inmerso en un conflicto cada vez más profundo con las aseguradoras sanitarias. La Asociación Australiana de Hospitales Privados acusa a las principales aseguradoras de prácticas “injustas y desmedidas” que comprometen la atención al paciente y amenazan la viabilidad de la sanidad privada. Brett Heffernan, director ejecutivo de la asociación, ha escrito al primer ministro Anthony Albanese exponiendo las acusaciones de que las aseguradoras abusan de su dominio del mercado con ánimo de lucro, obligando a los hospitales a firmar contratos desfavorables y afectando negativamente tanto a la elección del paciente como a la calidad de la asistencia. Heffernan afirma que muchos hospitales privados están al borde del colapso, señalando el cierre del proveedor Healthscope y el cierre de más de 70 pequeñas operaciones hospitalarias privadas desde 2020, todo ello debido a dificultades financieras supuestamente causadas por el comportamiento de las aseguradoras.

Las quejas de la asociación se centran en las prácticas de contratación de las aseguradoras, incluidos los retrasos en la negociación de nuevos contratos hospitalarios que dejan a los centros funcionando con precios anticuados y más bajos. Según Heffernan, las aseguradoras suelen presentar condiciones contractuales del tipo “lo tomas o lo dejas”, borrando la capacidad de negociación de los hospitales y contribuyendo al deterioro de los niveles de servicio para los australianos asegurados, que ahora reciben menos opciones, un acceso reducido y una atención comprometida a pesar de mantener su seguro. Rachel David, consejera delegada del máximo organismo de las aseguradoras sanitarias privadas, ha negado firmemente estas acusaciones, argumentando que las negociaciones duras son esenciales para controlar el aumento de los costes de las primas, aunque ha admitido que es necesario revisar el proceso de contratación.

Una cuestión especialmente polémica es el sistema de pagos agrupados, que agrupa en una sola suma los pagos por diversos elementos de la asistencia, incluida la rehabilitación. La asociación hospitalaria sostiene que esto limita las prestaciones de rehabilitación de los pacientes, y presiona a los hospitales para que den el alta a los pacientes antes de que se complete la rehabilitación necesaria, contradiciendo las recomendaciones de los médicos. Algunos médicos, como el cirujano ortopédico Roger Brighton, afirman que esto socava el juicio clínico y los resultados de los pacientes. Heffernan advirtió que este planteamiento se parece a la “asistencia gestionada” al estilo estadounidense, en la que las compañías de seguros predeterminan el alcance del tratamiento. David respondió que los pagos agrupados pretenden garantizar la continuidad de la asistencia y la mejora de los resultados, pero reconoció que hay retos sin resolver que el Foro de Directores Generales de la Sanidad Privada -un grupo de expertos del sector convocado por el gobierno- está intentando abordar.

La relación tóxica entre las aseguradoras y los hospitales privados crea incertidumbre en los pacientes, y ambas partes se acusan mutuamente de falta de transparencia y de conducta interesada. El gobierno federal intervino el año pasado pidiendo a los hospitales que hicieran públicos sus datos financieros, en respuesta a la creciente inestabilidad del sector. Expertos como Peter Breadon, del Instituto Grattan, afirman que el conflicto se ha vuelto disfuncional, y que el deterioro de la confianza y las continuas disputas ponen en peligro la capacidad de los pacientes para acceder a la asistencia. Breadon sugirió que la adopción de un modelo de financiación basado en la actividad, similar al de los hospitales públicos, podría ayudar a abordar la equidad de la financiación. Heffernan aboga por un Código de Conducta obligatorio y aplicable -respaldado por una supervisión reglamentaria y sanciones-, mientras que David sostiene que la normativa actual ya es estricta, y que son innecesarias normas adicionales. El gobierno federal prefiere que el sector encuentre soluciones de colaboración, pero se muestra dispuesto a regular si es necesario, ya que el futuro del sistema hospitalario privado de Australia pende de un hilo.

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