El acuerdo de verano de Bélgica reforma la asistencia sanitaria limitando los excesivos recargos a los médicos, garantizando una facturación justa y reembolsos equitativos, frenando el gasto farmacéutico excesivo y promoviendo una asistencia sostenible al tiempo que se preserva la autonomía de los proveedores. Esto supone un paso histórico hacia una asistencia sanitaria asequible y transparente.
El “acuerdo de verano”, ultimado a las 4 de la madrugada del 21 de julio, Día Nacional de Bélgica, representa un hito importante en el panorama político y sanitario belga. Las reformas afectan a un amplio espectro de ámbitos sociales críticos, como las pensiones, la fiscalidad, los mercados laborales y, sobre todo, la sanidad. El Primer Ministro Bart De Wever destacó el ritmo y el impacto sin precedentes de estas reformas en este siglo.
Un elemento central de la reforma sanitaria es la iniciativa encabezada por el ministro de Sanidad, Frank Vandenbroucke, del partido Vooruit, cuyo objetivo es hacer que la asistencia sanitaria sea más asequible y transparente. Las reformas se centran especialmente en limitar los recargos por honorarios -cargos adicionales que algunos médicos añaden más allá de las tarifas legales-, que han sido un importante punto de discordia. Vandenbroucke hizo hincapié en que los costes de la asistencia sanitaria no deben conmocionar a los pacientes después del tratamiento, y subrayó la eliminación de las tarifas excesivas que crean facturas injustas e impredecibles. Con esta medida se pretende garantizar que la calidad de la asistencia no dependa de la situación económica del paciente.
Vooruit, socio de la coalición, es partidario de poner freno a los recargos “excesivos e innecesarios”, señalando que, aunque la mayoría de los médicos no añaden honorarios adicionales, una minoría impone costes adicionales significativos, especialmente en los hospitales. Por ejemplo, algunas pacientes han tenido que hacer frente a recargos superiores a 2.000 euros por dar a luz en determinados hospitales, mientras que otras no incurren en ningún gasto extra, disparidad que Vooruit considera injusta. El líder del partido, Conner Rousseau, enmarcó estas reformas como esenciales para mantener la sostenibilidad del sistema a largo plazo, subrayando la necesidad de mantener la asistencia sanitaria accesible y asequible para las generaciones futuras. El acuerdo establece que los límites a los recargos se apliquen uniformemente en todos los sectores y disciplinas médicas. Se están llevando a cabo negociaciones con los representantes médicos para fijar honorarios máximos concretos permitidos por encima de las tarifas oficiales, reservándose el gobierno el derecho a hacer cumplir los límites máximos si no se llega a un consenso. Este acuerdo se ha alcanzado tras un periodo de negociación especialmente tenso, marcado por la primera huelga de médicos en décadas.
El paquete de reformas es un compromiso político que refleja las aportaciones de las distintas partes interesadas. Mientras que Vooruit pretendía la eliminación de la facturación excesiva, la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) subrayó la importancia de proteger tanto la calidad de la atención al paciente como la autonomía de los profesionales sanitarios. Las representantes de N-VA Frieda Gijbels y Kathleen Depoorter hicieron hincapié en la necesidad de reformas equilibradas que respeten a los cuidadores y garanticen al mismo tiempo una asistencia de alta calidad, y abogaron por un enfoque coordinado de la reforma que incluya la financiación de los hospitales y las estructuras tarifarias junto con la regulación de las tasas. El acuerdo promete un marco de reforma integrado con un calendario claro, que permita el diálogo permanente y salvaguarde la independencia profesional.
Además, el paquete suprime la norma del 25%, igualando las tasas de reembolso entre las visitas a proveedores sanitarios contractuales y no contractuales, aunque los contratos parciales siguen siendo una opción. Las mutuas sanitarias asumen mayores responsabilidades presupuestarias, que aumentan hasta 100 millones de euros anuales para 2029.
Para hacer frente al rápido aumento del gasto farmacéutico -que se prevé que crezca un 25%-, el gobierno implantará un copago fijo de 2 euros en determinados medicamentos recetados en exceso, como las estatinas y los antiácidos. Paralelamente, se promoverá la prescripción selectiva y se reforzará el control del fraude. Se espera que el sector farmacéutico asuma la mitad del ahorro previsto, y que estos fondos se reorienten hacia áreas infrafinanciadas como la salud mental, la atención dental, la dotación de personal y los tratamientos innovadores.
En resumen, las reformas sanitarias del acuerdo de verano están diseñadas para crear un sistema más equitativo, transparente y sostenible, abordando las tarifas excesivas, reformando las estructuras de pago y gestionando los costes farmacéuticos, todo ello equilibrando el acceso, la asequibilidad y la autonomía profesional.