Se requiere JavaScript

El sitio web de P4H está diseñado para funcionar mejor con Javascript activado. Por favor, actívelo en su navegador. Si necesita ayuda, consulte https://www.enable-javascript.com/

El sistema sanitario de Malasia es una bomba de relojería - P4H Network

El sistema sanitario de Malasia es una bomba de relojería

El sistema sanitario de Malasia se enfrenta a importantes retos debido a una creciente epidemia de enfermedades no transmisibles, el envejecimiento de la población, la escasez crónica de fondos y una mano de obra desmoralizada, todo lo cual amenaza la calidad y la accesibilidad de la asistencia.

El sistema sanitario de Malasia, antaño admirado por su asequibilidad y accesibilidad, se está deteriorando debido a una serie de problemas acuciantes. Entre los problemas que se plantean figuran una notable epidemia de enfermedades no transmisibles (ENT), el envejecimiento de la población, la infrafinanciación crónica, la mala asignación de recursos, una mano de obra desmoralizada y una infraestructura digital anticuada. En conjunto, estos factores exigen una reforma sistémica inmediata en lugar de soluciones superficiales.

La crisis de las ENT en Malasia es alarmante. Según la Encuesta Nacional de Salud y Morbilidad 2023, el 17,5% de los adultos padecen diabetes, el 29,3% hipertensión y el 54,4% sobrepeso u obesidad. Estas estadísticas reflejan un profundo coste humano, con vidas que se acortan, familias que afrontan cargas sanitarias crónicas y una mano de obra lastrada por las discapacidades. Económicamente, el impacto de las ENT es sorprendente, ya que se calcula que los costes sanitarios directos alcanzarán al menos 8.790 millones de RM, lo que constituye el 5,81% del PIB de Malasia en 2023. Esta cifra no refleja adecuadamente las consecuencias más amplias, sobre todo en términos de productividad y crecimiento económico sostenido.

Además, Malasia está experimentando un rápido cambio demográfico, con proyecciones que indican que más del 14% de la población tendrá 65 años o más en 2044, frente al 7,4% en 2023. Este aumento presenta retos sin precedentes, ya que las personas mayores suelen requerir una atención más frecuente y compleja para múltiples enfermedades crónicas. Por desgracia, el sistema sanitario no está preparado para hacer frente a esta realidad demográfica. Hay una escasez crítica de especialistas en geriatría, instalaciones inadecuadas de asistencia a largo plazo y falta de vías integradas de asistencia sanitaria para los ancianos.

Como consecuencia, se corre el riesgo de crear un sistema sanitario de dos niveles en el que el acceso a una atención de calidad esté dictado más por los recursos económicos de la persona que por sus necesidades sanitarias. La columna vertebral financiera del sistema sanitario público de Malasia se está debilitando. La financiación actual del gobierno se sitúa en el 4,93% del PIB (aproximadamente 90.760 millones de RM en 2023), lo que está muy por debajo de las directrices internacionales y es insuficiente para satisfacer las crecientes demandas de una población que crece y envejece. Esta infrafinanciación ha provocado la saturación de los hospitales públicos, unos tiempos de espera intolerablemente largos para las consultas de especialistas y una escasez persistente de medicamentos esenciales y equipos médicos.

Estos problemas se ven agravados por una mala asignación de los recursos sanitarios. El sistema se centra en gran medida en la costosa atención curativa en los hospitales, descuidando la atención primaria y las iniciativas sanitarias preventivas. Este planteamiento es contraproducente, sobre todo a la hora de abordar la epidemia de ENT, ya que una atención primaria y preventiva eficaz podría mitigar los futuros costes sanitarios. El personal sanitario se enfrenta a una crisis de moral y retención, que compromete aún más el sistema.

Los profesionales de la sanidad pública se enfrentan a salarios bajos, cargas de trabajo excesivas y escasas oportunidades de ascenso, lo que crea un entorno laboral profundamente desalentador. Muchos trabajadores sanitarios cualificados se marchan en busca de mejores oportunidades en el sector privado o en el extranjero, lo que provoca una importante escasez de personal que afecta directamente a la calidad de la atención al paciente. Esto provoca tiempos de espera más largos, mayor estrés para el personal restante y una mayor probabilidad de errores médicos.

Además, el sistema sanitario de Malasia se está quedando atrás en la digitalización. La ausencia de un sistema integrado de historia clínica electrónica (HCE) obstaculiza considerablemente la eficacia de la asistencia. Sin un intercambio fluido de información, la asistencia se fragmenta, lo que provoca una duplicación innecesaria de pruebas y un mayor riesgo de errores evitables. Los beneficios potenciales de las tecnologías sanitarias digitales -como la mejora de la atención al paciente y la agilización de los procesos administrativos- siguen en gran medida sin aprovecharse, lo que coloca a Malasia en una situación de desventaja estratégica.

Las disputas políticas complican aún más estos retos sistémicos. Los debates en curso sobre la exhibición obligatoria de los precios de los medicamentos pretenden aumentar la transparencia, pero ponen de manifiesto el conflicto entre la asequibilidad para los pacientes y la salud financiera de los proveedores privados. Además, las cuestiones sin resolver sobre los copagos entre aseguradoras y asegurados generan incertidumbre y cargas financieras para los pacientes. Esta parálisis política refleja una tendencia preocupante en la que las necesidades urgentes del sistema sanitario se desatienden en favor de intereses políticos.

Para abordar estos problemas polifacéticos, es imprescindible una reforma fundamental de la financiación de la asistencia sanitaria. Malasia necesita cambiar hacia un modelo más sostenible que no dependa únicamente de los impuestos generales. Las reformas integrales deben incluir una mayor financiación de la atención primaria y los servicios sanitarios preventivos, un aumento del número de profesionales sanitarios formados y el compromiso de integrar soluciones sanitarias digitales. Poner en práctica estas estrategias requiere un esfuerzo concertado de los responsables políticos, los profesionales sanitarios y el público. Dando prioridad a la reforma sistémica y centrándose en la sostenibilidad, Malasia puede reconstruir su sistema sanitario en uno que no sólo satisfaga las demandas actuales, sino que también se anticipe a los retos futuros. Esta transformación es esencial para salvaguardar la salud y el bienestar de los malasios en las generaciones venideras.

Referencia
Dr. Shahrul Azman Abd Razak, El sistema sanitario de Malasia es una bomba de relojería, El Sol, 04 Mar 2025