El Seguro Nacional de Salud (SNS) de Sudáfrica pretende avanzar en la Cobertura Sanitaria Universal abordando las desigualdades entre el sector privado, bien dotado de recursos, y el sector público, infrafinanciado. Aunque se han hecho progresos, persisten los retos, y la OMS apoya las reformas para construir un sistema sanitario equitativo y resistente.
El acceso a una asistencia sanitaria asequible y de calidad es un derecho humano fundamental y esencial para el desarrollo sostenible. La Cobertura Sanitaria Universal (CSU) encarna esta visión al garantizar que todas las personas, independientemente de sus circunstancias, puedan acceder a servicios de promoción, prevención, curación y rehabilitación sin dificultades económicas. En Sudáfrica, este principio se está impulsando mediante la Ley del Seguro Nacional de Salud (NHI), una audaz reforma destinada a remodelar el sistema sanitario para lograr la equidad y el acceso universal. El NHI ha suscitado debates, sobre todo en relación con sus implicaciones para la prestación de asistencia sanitaria privada y los planes de ayuda médica, lo que refleja la magnitud de la reforma. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) no comenta los detalles de las políticas nacionales, apoya firmemente el objetivo subyacente del acceso universal y equitativo a los servicios sanitarios y la reducción de las desigualdades sanitarias.
Sudáfrica ha progresado notablemente en la ampliación del acceso, lo que se refleja en el Índice de Cobertura de Servicios de la CSU, que pasó de 43 en 2000 a 71 en 2021, superando a muchos países de la región. Sin embargo, este progreso oculta desigualdades duraderas y significativas. El sector privado, que sólo atiende a alrededor del 15% de la población, absorbe alrededor del 51% del gasto sanitario total, mientras que el sector público -del que depende el 85% de los sudafricanos- se enfrenta a problemas sistémicos como infraestructuras inadecuadas, falta de personal y calidad variable de los servicios. La distribución desigual de recursos y resultados sigue socavando el progreso nacional hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para colmar estas lagunas hay que dejar atrás los debates sobre prestación pública o privada y centrarse en construir un sistema en el que los servicios, independientemente del proveedor, sean equitativos, sostenibles y accesibles para todos.
En el centro de la CSU se encuentra la atención primaria de salud (APS), que da prioridad a los servicios comunitarios, la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la integración de los determinantes sociales de la salud. Una APS sólida garantiza la continuidad de la atención, fomenta la confianza pública, crea sistemas de derivación eficientes y refuerza la resistencia ante las necesidades sanitarias cotidianas y las emergencias. Países como Tailandia, Ruanda y Costa Rica demuestran que las reformas graduales y sostenidas, basadas en la APS y la equidad, pueden transformar los sistemas sanitarios y lograr avances mensurables en la cobertura sanitaria universal. Para Sudáfrica, el NHI ofrece una oportunidad crucial para remodelar la financiación, mejorar la gobernanza y reforzar la rendición de cuentas, salvaguardando al mismo tiempo las necesidades de grupos vulnerables como los inmigrantes, los trabajadores informales, los residentes rurales y las personas con discapacidad.
El papel de la OMS es proporcionar apoyo técnico, compartir las lecciones de la experiencia mundial y facilitar el diálogo abierto entre las partes interesadas. La consecución de la cobertura sanitaria universal es un viaje gradual que requiere una fuerte voluntad política, confianza pública y preparación institucional. Sudáfrica se encuentra en un momento decisivo para construir un sistema sanitario resistente e integrador que beneficie a todos, y la OMS mantiene su compromiso de apoyar esta transformación.