La población suiza soporta la carga de un sistema sanitario que, en algunos aspectos, es de lujo para los estándares internacionales. Pero el pueblo ha vuelto a rechazar dos iniciativas que proponían soluciones. ¿Por qué? ¿Y ahora qué? Análisis.
Un análisis de las votaciones del domingo sobre el seguro de enfermedad en Suiza revela seis lecciones, según los expertos:
- La 13ª pensión del AVS actuó como un boomerang: Tras el voto afirmativo a la 13ª pensión del AVS en marzo, un Partido Socialista casi eufórico se embarcó en la campaña para limitar las primas del seguro de enfermedad al 10% de los ingresos.
- Los suizos residentes en el extranjero han contribuido a llenar un vacío al comprometerse más firmemente que sus conciudadanos en su propio país a ayudar a las personas con rentas bajas. Esto se debe a que los beneficiarios potenciales que más se habrían beneficiado de un límite en las primas, es decir, las familias con bajos ingresos, no son los votantes más frecuentes.
- El pueblo suizo ha confirmado su apego a un sistema sanitario que es una excepción en Europa. Con su financiación basada en gran medida en los hogares y las primas divididas a partes iguales entre los individuos, el modelo actual, introducido en 1996, puede parecer antisocial, al menos desde fuera. “
- La iniciativa de los socialistas parecía sencilla, dado que el 10% de los ingresos es una cifra que cualquiera puede ver. ¿Quién puede haberse beneficiado o no de la limitación de la prima, según el cantón? ¿Para qué modelo de seguro estaba previsto limitar las primas? La impresión que queda es que Suiza se permite una opción de lujo en el seguro de enfermedad básico.
- La iniciativa “Por primas más bajas. Frenar los costes del sistema sanitario” lanzada por Le Centre adolecía del mismo problema de complejidad.
- Suiza es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que más gasta en sanidad, entre el 11% y el 12% del PIB. El erario público es menos extensible, pero sigue siendo responsable de cerca del 60% de los costes sanitarios. La presión sobre los hogares con bajos ingresos sigue siendo elevada.
El claro rechazo del domingo no puso fin al debate, sino que lo reavivó. Porque el problema fundamental persiste: las reformas previstas tienen dificultades para reunir a las mayorías políticas. Esto se debe, en particular, al gran número de actores de un mercado sanitario de más de 90.000 millones de francos, que ejerce una fuerte influencia en el Parlamento.