Sanjeev Gupta y Joao Jalles destacan cómo los impuestos sanitarios pueden salvar vidas, frenar el consumo nocivo y desbloquear enormes ingresos sin explotar para unos sistemas sanitarios más fuertes y justos.
Un blog del Centro para el Desarrollo Global escrito por Sanjeev Gupta y Joao Jalles explora cómo los impuestos sanitarios pueden aportar lo que ellos denominan un “doble dividendo“: mejorar la salud de la población al tiempo que se refuerzan las finanzas públicas. Las enfermedades no transmisibles (ENT) causan actualmente más del 70% de las muertes en el mundo, y gran parte de ellas están relacionadas con comportamientos prevenibles como el tabaquismo, el consumo de alcohol y las dietas azucaradas. Los impuestos especiales sobre estos productos, sostienen los autores, son una poderosa herramienta para reducir los daños y ampliar el espacio fiscal.
Basándose en estudios comparativos de 97 países, el blog constata que los gobiernos sólo obtienen una fracción de los ingresos potenciales de los impuestos sanitarios. Por ejemplo, la recaudación media de los impuestos especiales sobre el tabaco es de sólo el 0,4% del PIB, frente al 1,5% factible. Los impuestos sobre las bebidas azucaradas muestran la mayor diferencia, ya que la mayoría de los países recaudan menos del 15% de lo que sería factible. Estos déficits ponen de manifiesto la magnitud de los recursos sin explotar que podrían apoyar la cobertura sanitaria universal.
Gupta y Jalles subrayan que el éxito depende de unos sistemas fiscales bien diseñados y aplicados eficazmente. Recomiendan aumentar los tipos cuando sea factible, simplificar las estructuras para reducir la evasión e invertir en capacidad administrativa. Como demuestran las experiencias de México, Etiopía y Colombia, los impuestos sanitarios -si cuentan con apoyo político- pueden salvar vidas a la vez que garantizan una financiación más sostenible de la sanidad.