El gasto sanitario de bolsillo en Filipinas alcanzará los ₱615B en 2024, el 42,7% de los costes sanitarios totales, exponiendo a las familias al endeudamiento, ya que los planes del gobierno van a la zaga de los crecientes gastos. Los expertos urgen reformas y nuevas herramientas de financiación, como los impuestos sobre el pecado, para aliviar la carga insostenible que soportan los hogares.
El último informe de la Autoridad Estadística Filipina (PSA) dibuja un panorama muy preocupante de la financiación de la sanidad del país, señalando la creciente dependencia de los filipinos de los pagos directos. En 2024, el gasto del propio bolsillo en sanidad se elevó a más de ₱615 .000 millones, lo que supone un aumento del 11,8% respecto al año anterior. Esto significa que casi la mitad del gasto sanitario sigue saliendo directamente de los bolsillos de los hogares, obligando a las familias a soportar una carga financiera insostenible.
Según la PSA, los pagos a cargo del usuario representaron el 42,7% del gasto sanitario corriente total, casi igualando el 44,7% aportado por los programas gubernamentales y los sistemas de financiación obligatoria. Aunque los programas gubernamentales se han ampliado considerablemente -creciendo un 29,5% en 2024-, siguen sin poder seguir el ritmo de los crecientes costes médicos. El resultado es una brecha cada vez mayor, que deja vulnerables a los hogares, que a menudo tienen que elegir entre costear el tratamiento o cubrir las necesidades cotidianas.
El gasto sanitario total en Filipinas ascendió a 1 ,56 billones de yenes en 2024, un 17,1% más que el año anterior. Pero a pesar de este aparente crecimiento, muchas familias corrientes siguen excluidas de una protección financiera significativa. Los pagos OOP no son sólo suplementarios: representan uno de los mayores obstáculos para acceder a la asistencia. Para las familias más pobres, la dependencia de los pagos directos consolida un ciclo de pobreza y mala salud. Las familias más ricas se benefician más de los regímenes formales, mientras que las que están en los márgenes se enfrentan a menudo a gastos catastróficos que las endeudan aún más.
Esta desigualdad pone de manifiesto las deficiencias del sistema. La Organización Mundial de la Salud define los costes OOP como los gastos incurridos directamente en el punto de atención, ya sean formales o informales. Se reconoce universalmente que estos pagos, cuando son elevados, socavan el acceso a una asistencia sanitaria equitativa. Por tanto, las soluciones requieren reformas deliberadas para reducir la dependencia de la población de los pagos directos y ampliar los mecanismos de protección financiera.
Expertos como Eduardo P. Banzon, del Banco Asiático de Desarrollo, han sugerido vías de financiación innovadoras, como el uso de impuestos sobre productos como el alcohol, el tabaco y las bebidas azucaradas, así como el aprovechamiento de los ingresos procedentes del juego y las organizaciones benéficas. Estos recursos, si se asignan adecuadamente, podrían reforzar sustancialmente los fondos de financiación sanitaria.
Sin embargo, el reto clave reside en una voluntad política coherente. Sin una acción decisiva del gobierno y una reforma sistémica, la trayectoria actual es insostenible. El aumento de los gastos OOP no sólo socava la equidad sanitaria, sino que también traiciona el compromiso del gobierno con la Cobertura Sanitaria Universal. A menos que se tomen medidas urgentes, millones de filipinos seguirán atrapados en un sistema en el que el acceso a la asistencia sanitaria se basa menos en la necesidad y más en la capacidad de pago.