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Prioridades para el financiamiento de salud en la respuesta al COVID-19 - P4H Network

Prioridades para el financiamiento de salud en la respuesta al COVID-19

Actualmente, todos los países del mundo se encuentran afectados por la pandemia de COVID-19. La necesidad de actuar es urgente, pero la respuesta debe ser coherente. Sería de poca ayuda si la urgencia del momento conduce al caos en la forma en que los países y la comunidad global responden. Esto requiere distinguir lo que hay que hacer (acciones en la prestación de servicios, financiamiento y gobernanza) de los objetivos a alcanzar en términos de seguridad de la salud y cobertura universal de salud (UHC por su sigla en inglés). La elección no es entre seguridad sanitaria (health security) y UHC. Invertir en las funciones básicas de los sistemas de salud es clave para ambas, complementado por acciones de políticas públicas que vayan más allá del sistema de salud.

Por el Equipo de Financiamiento de la Salud de la sede de la OMS y las Oficinas Regionales

En este momento, la prioridad esta en la planificación, organización y reconfiguración de la prestación de servicios de salud para satisfacer las necesidades inmediatas. Las medidas de financiamiento de la salud pueden desempeñar un papel de apoyo importante para facilitar una respuesta rápida y organizada a la pandemia. Más específicamente, la respuesta de financiamiento de la salud debe apoyar la ampliación y la prestación de los servicios de salud apropiados, individuales y basados ​​en la población, de dos maneras importantes. Los objetivos de financiamiento de la salud en el contexto actual y que deben perseguirse simultáneamente son:
• ASEGURAR EL FINANCIAMIENTO SUFICIENTE DE BIENES COMUNES PARA LA SALUD, esto es el financiamiento de las funciones basadas en la población como la vigilancia integral (incluidos laboratorios), sistemas de datos e información, regulación y campañas de comunicación e información. La financiación de estos “Bienes comunes para la salud” (CGH, por su sigla en inglés) ayuda a garantizar que las funciones de salud pública esten preparadas y disponibles para responder a la crisis. Desafortunadamente, en muchos países, la inversión en esta preparación no fue suficientemente priorizada en los últimos años o en las semanas iniciales del brote. Este problema puede corregirse fortaleciendo los sistemas para responder ahora a COVID-19 y prepararse mejor para los desafíos futuros.
• REMOVER LAS BARRERAS FINANCIERAS A LOS SERVICIOS DE SALUD para permitir el diagnóstico oportuno y el tratamiento de COVID-19 para todos los que los necesitan. Es esencial que las personas comprendan y puedan actuar siguiendo el consejo de las autoridades de salud con respecto a cuándo y dónde buscar la atención necesaria. La preocupacion de los individuos y hogares sobre tener que pagar por la atención médica no debe ser un factor que interfiera en las decisiones de búsqueda del cuidado necesario, particularmente durante una pandemia.
 
Las acciones clave de financiamiento de la salud para apoyar estos objetivos se identifican a continuación:
1) Aumentar el financiamiento público para la respuesta del sistema de salud, incluidos los fondos de donantes, donde existan, para apoyar ambos objetivos. Esto requerirá acciones sobre mecanismos de presupuestación y gestión de las finanzas públicas (PFM por su sigla en inglés) para expandir y repriorizar el espacio presupuestario para la respuesta al COVID19, así como sobre procesos para coordinar, garantizar la complementariedad y alinear fondos (nacionales y de donantes) para una respuesta a nivel gubernamental, incluyendo a las autoridades de salud y financieras, los niveles de gobierno nacionales y subnacionales, cualquier otra agencia compradora de servicios de salud (por ejemplo, agencias de seguro nacional / social de salud) y los proveedores de atención médica.
(a) Aumentar la priorización del sector de la salud dentro del presupuesto general del gobierno, particularmente a medida que se movilizan fondos públicos nacionales y de donantes para la respuesta. Esto puede reflejarse en la activación de procesos de gasto excepcionales en la primera fase de la crisis, y posteriormente formalizarse a través de leyes presupuestarias complementarias.
(b) Reprogramar los fondos rápidamente para asegurar una financiación adecuada, estable y sostenida para CGH. Si bien un mayor financiamiento no garantizará, por sí mismo, suministros adecuados, sistemas de vigilancia, localización de contactos, agua y saneamiento, mensajes de salud pública, pruebas y capacidades de laboratorio, es fundamental dirigir el financiamiento adecuado para estas actividades. Las restricciones que impiden el nivel o el flujo de fondos deben eliminarse lo antes posible.
(c) Reprogramar los fondos presupuestarios para que los servicios de salud puedan hacer frente a los aumentos esperados en la demanda y los servicios extendidos, incorporando las necesidades de insumos adicionales y pago de horas extras para los trabajadores de la salud, y facilitando el acceso a pruebas y tratamiento para las poblaciones de difícil acceso.
(d) Crear un programa presupuestario específico para la respuesta al COVID-19 en presupuestos revisados, para facilitar la ejecución y el seguimiento de gastos.
(e) Otorgar mayor flexibilidad y autoridad sobre el gasto a los proveedores de servicios de primera línea, para que puedan responder rápidamente a la escasez o desabastecimiento de suministros clave (por ejemplo, jabón, insumos, medicamentos).
(f) Garantizar mecanismos transparentes de presentación de informes sobre el uso de estos fondos en todos los niveles.
(g) En los países que reciben fondos de donantes, establecer un diálogo con los donantes para ayudar a cubrir las brechas en los planes nacionales de respuesta y alinearse con los mecanismos nacionales de PFM.
 
2) Ajustar las políticas de financiación de la salud para eliminar las barreras financieras a la atención, haciendo que los servicios sean gratuitos en el punto de servicio. Los copagos (tarifas al usuario) deben suspenderse como complemento de las estrategias de prestación de servicios diseñadas para hacer frente a la pandemia, incluido el fomento de la atención domiciliaria y la teleconsulta cuando sea posible.
Esta medida no pretende alentar a todos a acudir a los centros de salud, sino más bien eliminar las consideraciones financieras como un factor en la decisión de alguien de buscar atención médica. La  evidencia es abrumadora acerca de que las tarifas en el punto de servicio no disuaden selectivamente la atención “innecesaria”, sino que, reducen el uso de todos los servicios, particularmente para las personas más pobres. Si las personas creen o no están seguras de si tendrán que pagar o no, pueden retrasar o renunciar a buscar atención, lo que hace que la pandemia sea más difícil de controlar y poner en riesgo a sociedades enteras. Por lo tanto, a las personas que necesitan tratamiento o en cuarentena y aislamiento no se les debe pedir que paguen por los servicios, incluido el tratamiento de comorbilidades, porque la expectativa de pago, incluso por servicios que no son COVID-19, puede impedir que las personas obtengan la atención necesaria.
Sin embargo, una simple declaración de servicios gratuitos no es suficiente, especialmente en aquellos países donde el pago informal (por ejemplo, para suministros médicos o para trabajadores de la salud) por servicios aparentemente gratuitos, ha sido una realidad vivida por las personas o donde las personas enfrentan altos costos de transporte u otras barreras de acceso .
Las acciones clave incluyen:
(a) Suspender todos los copagos (tarifas al usuario) para todos los pacientes, independientemente de su seguro, ciudadanía o estado de residencia, por servicios en centros de salud, atención domiciliaria y servicios durante la cuarentena o el aislamiento. Comunicar de manera clara y simple este mensaje a la población.
(b) Compensar a los establecimientos de salud por la pérdida de los ingresos de copago como parte de las medidas generales de financiamiento público descritas anteriormente, para que los proveedores puedan hacer frente a una mayor demanda. Como parte de las medidas para aumentar el financiamiento público (según las acciones (e) y (f) anteriores), otorgar mayor autoridad a los gerentes de los establecimientos de salud para usar estos fondos, equilibrando esta mayor flexibilidad con requisitos de informes transparentes. Considerar suplementos para incentivos adicionales para trabajadores de la salud.
(c) Desarrollar o simplificar protocolos que permitan la integración y contratación de proveedores privados, incluyendo los métodos de pago relacionados, las tarifas y los requisitos de reportes de información.
(d) Pagos anticipados a proveedores públicos y privados para hacer frente a los aumentos anticipados de la demanda. Esto puede hacerse mediante presupuestos con mayor proporción de recursos al comienzo, o pagos per cápita, o mediante desembolsos “prepagados” de recursos que, de otro modo, se obtendrían mediante el reembolso retrospectivo de reclamaciones.
(e) Adaptar los modelos de pago y fijación de precios para reforzar los cambios en la ubicación y el modo de entrega de los servicios durante la respuesta, incluida la atención domiciliaria, la teleconsulta y otras formas de salud electrónica (e-health).
(f) Considerar las transferencias de efectivo (cash-transfers) multipropósito a los hogares, incluidos aquellos a quienes no se puede llegar mediante mecanismos convencionales, como los refugiados, los desplazados internos, los migrantes y las personas sin hogar o indigentes, utilizando plataformas digitales cuando sea posible. Las transferencias de efectivo pueden ser particularmente importantes en las regiones más pobres de un país y en contextos frágiles y afectados por conflictos, incluidos posibles entornos específicos como los campos de refugiados, para permitir que las personas se queden en casa según sea necesario, mientras obtienen alimentos y otras necesidades y alivian los costos indirectos de la búsqueda del cuidado, incluidos los costos de transporte y los ingresos no percibidos por la pérdida de tiempo de trabajo; sin embargo, las transferencias no deben usarse como justificación para mantener las tarifas de usuario para los servicios de salud. Es probable que la implementación de transferencias de efectivo implique asistencia social específica, en colaboración con la autoridad ministerial pertinente para esto (por ejemplo, el ministerio o agencia de protección social)
Al igual que el resto del sistema de salud, los arreglos de financiamiento de la salud deben adaptarse y respaldar el contexto actual, rápidamente. Sobre todo, los mecanismos de financiamiento deben simplificarse, agilizarse y acompañarse de una comunicación clara a la población sobre los derechos y los protocolos deseados de búsqueda de atención. Las acciones descritas aquí proporcionan una hoja de ruta a medida que los servicios se reconfiguran y amplían, y ofrecen una base sólida para que los arreglos de financiamiento de la salud estén mejor preparados, para apoyar la seguridad sanitaria y la cobertura universal de salud en el futuro. 

Este producto refleja un esfuerzo colectivo de la Organización Mundial de la Salud Equipo de Financiación de la Salud en la Sede y las Oficinas Regionales para Africa, las Américas, el Mediterráneo Oriental, Europa, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental. Los contributores específicos fueron : Joseph Kutzin, Susan Sparkes, Agnès Soucat, Hélène Barroy, Matthew Jowett, Camilo Cid, Peter Cowley, Jonathan Cylus, Valeria de Oliveira Cruz, Fahdi Dkhimi, Alexandra Earle, Tamás Evetovits, Xu Ke, Awad Mataria, Inke Mathauer, Bruno Meessen, Diane Muhongerwa, Juliet Nabyonga, Claudia Pescetto, Tomas Roubal, Sarah Thomson, Tsolmongerel Tsilaajav, Prosper Tumusiime y Hui Wang.

Référence
02 Apr 2020