Blog

Esta entrada de blog fue publicada por primera vez por el Centro para el Desarrollo Global el 19 noviembre, 2024

El mes pasado, Philip Morris International (PMI), la mayor empresa tabaquera mundial por capitalización bursátil, publicó unos resultados extraordinarios en el tercer trimestre de 2024. Del mismo modo, Altria, otro de los mayores productores mundiales de tabaco y cigarrillos, publicó unos resultados financieros inesperadamente sólidos para el tercer trimestre de 2024, con unos beneficios trimestrales de 2.900 millones de dólares. Una nueva nota del CGD publicada hoy explora los resultados financieros de las grandes empresas tabaqueras, junto con las industrias del alcohol y las bebidas azucaradas (SSB), durante y después de la pandemia de COVID-19; descubrimos que los resultados financieros han sido sólidos, especialmente para las empresas tabaqueras, y que el argumento para aumentar los impuestos especiales sobre estos productos es tan válido ahora como lo era antes de la pandemia.

Durante la pandemia de COVID-19 en 2020, los países se enfrentaron a un dilema. Por un lado, necesitaban urgentemente recaudar ingresos para pagar la asistencia sanitaria y otros servicios vitales. Por otro, los particulares y las empresas pasaban apuros y pedían exenciones fiscales y otras medidas de apoyo.

Los impuestos sanitarios sobre el tabaco, el alcohol y los SSB podrían haber sido una forma de que los gobiernos recaudaran ingresos y mejoraran la salud simultáneamente, reduciendo la carga de unos servicios sanitarios sobrecargados. Sin embargo, las industrias detrás de estos productos se opusieron ferozmente, alegando que necesitaban el apoyo del gobierno en forma de aplazamiento o reducción del pago de impuestos para poder capear la pandemia. Además, alegaron que el aumento de los impuestos elevaría los costes para a los consumidores en una época de inflación creciente, fomentan el consumo de productos ilícitos y reducen el empleo.

Por desgracia, los argumentos de la industria contra las subidas de impuestos parecen haber sido escuchados. En los años transcurridos desde la pandemia, los aumentos de los impuestos sobre el tabaco se han estancado, y el porcentaje medio de impuestos sobre el precio al por menor de los cigarrillos sólo ha aumentado marginalmente, del 41,4% en 2020 al 42% en 2022. El número de países que declaran aplicar impuestos sobre el alcohol ha disminuido, y aunque se ha producido un aumento sustancial del número de países que gravan las bebidas alcohólicas sin alcohol, los tipos son mucho más bajos de lo que la evidencia sugiere que deberían ser.

En nuestra nueva nota, utilizamos datos de Euromonitor para 99 países e informes financieros de grandes empresas de tabaco, alcohol y SSB que cotizan en Estados Unidos, para preguntarnos, “¿era realmente necesaria esta protección de los intereses de la industria? Aunque sabemos que muchas industrias sufrieron durante la pandemia, ¿se mantuvo esta tendencia en el caso de las empresas tabacaleras, alcoholeras y de SSB?

Nuestras conclusiones subrayan que los argumentos a favor de aumentar los impuestos sanitarios para frenar el consumo siguen siendo tan válidos ahora como antes de la pandemia. Descubrimos que el impacto generalmente adverso de la pandemia en los beneficios de las empresas no se mantuvo en el caso de las empresas tabaqueras y fue meramente temporal en el caso de las empresas de alcohol y bebidas alcohólicas.

Figura 1: Valor de las ventas mundiales de cigarrillos, alcohol y bebidas azucaradas, 2013-23

Fuente de datos: Euromonitor

En el caso de cuatro grandes empresas tabacaleras multinacionales (PMI, Altria, British American Tobacco e Imperial Brands), confirmamos que los ingresos por ventas se mantuvieron durante la pandemia (106.000 millones de dólares en 2020 frente a 104.000 millones en 2019); los márgenes de beneficio bruto aumentaron; y los beneficios brutos y netos (ajustados por factores especiales) se mantuvieron. Y ello a pesar de que el volumen mundial de ventas de cigarrillos ha ido disminuyendo lentamente durante muchos años; en otras palabras, la disminución del volumen se vio compensada por el aumento de los precios, lo que refleja el fuerte control de los precios por parte de las empresas tabaqueras y la inelasticidad de los precios de la demanda durante la pandemia.

Cuatro años después del inicio de la pandemia, estas industrias se han recuperado con más fuerza que nunca, como demuestran claramente los recientes resultados de Big Tobacco. Tras sus sólidos resultados del tercer trimestre de 2024, PMI prevé ahora un cuarto año consecutivo de crecimiento del volumen de ventas desde el inicio de la pandemia en 2020. Gracias al aumento de los precios antes de impuestos, incluidos los de su mayor categoría de ventas (los cigarrillos Marlboro), y a un mayor volumen de ventas, elevó sustancialmente su estimación de beneficios para 2024. Los resultados inesperadamente sólidos de Altria para el tercer trimestre de 2024 provocaron un aumento de ~8% en el precio de sus acciones el día de la publicación de los resultados. Aunque las ventas de cigarrillos de Altria cayeron en EE.UU., obtuvieron unos beneficios trimestrales de 2.900 millones de dólares, impulsados por las subidas de precios y las recompras de acciones. Y China Tobacco declaró unos increíbles ingresos de 210.000 millones de dólares en 2023, un 4,3% más que el año anterior.

Evidentemente, los impuestos sanitarios -una herramienta política eficaz para hacer menos asequibles estos productos e impulsar la reducción del consumo- se han retrasado durante y después de la pandemia. Ante este reto, el Grupo de Trabajo sobre Política Fiscal para la Salud, copresidido por Mike Bloomberg, Mia Amor Mottley y Larry Summers, volvió a reunirse este año para ofrecer recomendaciones a los países y a las organizaciones internacionales. El informe, publicado en septiembre, concluyó que todos los países deberían aumentar de forma significativa y regular los impuestos sanitarios por encima del nivel de inflación, y mejorar su diseño, dando la máxima prioridad a los impuestos sobre el tabaco. Aunque muchos países de renta alta pueden estar (merecidamente) orgullosos de sí mismos por aplicar tipos impositivos sanitarios relativamente elevados, todavía hay margen de mejora, y no pueden quedarse de brazos cruzados mientras las empresas con sede en sus países siguen obteniendo miles de millones de dólares de beneficios mediante la venta de productos perjudiciales para la salud en los países de renta baja y media. Todos los países deben trabajar juntos para compartir las lecciones de una aplicación con éxito, incluido cómo contrarrestar la resistencia de la industria, y apoyar a otros para que aumenten y diseñen eficazmente los impuestos sanitarios.

DESCARGO DE RESPONSABILIDAD

Las entradas del blog del CGD reflejan las opiniones de los autores, basadas en investigaciones y experiencias previas en sus áreas de especialización. El CGD es una organización independiente y no partidista, y no adopta posiciones institucionales.