Tras una ralentización del crecimiento vinculada al COVID-19 en 2020, la recuperación económica de Níger se vio afectada por una serie de perturbaciones climáticas y de seguridad en 2021, que empeoraron varios indicadores económicos y sociales.
A diferencia de la mayoría de los países de la región, Níger mostró cierta resistencia en 2020 y evitó una recesión económica. El crecimiento del PIB alcanzó el 3,6% gracias a la fuerte producción agrícola. Sin embargo, la recuperación económica que estaba en marcha a principios de 2021 se ha visto duramente afectada por una grave sequía y el aumento de la inseguridad. La producción de cereales se desplomó un 38% en otoño de 2021 debido a la interrupción de los ciclos de lluvias en algunas regiones, la infestación de varios cultivos por plagas y los mortíferos atentados terroristas en zonas rurales. La situación de inseguridad empeoró cuando el país experimentó 335 sucesos violentos en 2021, lo que provocó importantes trastornos económicos, incluida una reducción de la producción y la productividad agrícolas.