Durante marzo y abril, la situación de seguridad y epidemia en Burkina Faso siguió siendo preocupante. La situación humanitaria se ha visto marcada por el aumento de los ataques y los desplazamientos de población, que se han registrado en varias localidades. Los equipos de respuesta rápida han transmitido diez alertas en las que informan de miles de desplazamientos. Las últimas cifras de desplazados internos publicadas el 22 de abril de 2020 muestran 848.329 desplazados internos. Un aumento en el número de incidentes, con un total de 268 en los dos meses de marzo y 3 de abril, en los que se han visto implicados agentes humanitarios y que han provocado la pérdida de bienes y equipos. Los ataques y amenazas contra la población han repercutido en el sistema sanitario, forzando el desplazamiento del personal sanitario que ha sido objetivo directo de los grupos armados; el personal sanitario ha sido amenazado e intimidado, lo que ha provocado en ocasiones el cierre de instalaciones sanitarias debido a la marcha del personal sanitario y, a menudo, anticipando el desplazamiento por psicosis, al igual que la población general. Burkina Faso está experimentando brotes complejos sin precedentes de poliomielitis, sarampión y COVID-19, con altas tasas de incidencia y letalidad. Con múltiples enfermedades endemoepidémicas como el paludismo, el dengue, el sarampión, la meningitis, etc., también se ha añadido a la lista la COVID-19. El COVID-19 es una enfermedad epidémica emergente descubierta por primera vez en China a principios de diciembre de 2019. El COVID-19 ha afectado gravemente a la población de Burkina Faso y ha sacudido su sistema sanitario, debilitado también por el conflicto, además de por déficits estructurales.