La crisis de seguridad ha repercutido en la continuidad de los servicios de salud reproductiva y violencia de género, con un descenso considerable de los indicadores de cobertura. El sistema sanitario sigue sufriendo ataques, con 76 centros de salud cerrados y 245 funcionando al mínimo de su capacidad, lo que priva de asistencia sanitaria a más de 822.000 personas.