Nigeria, al igual que otros países de renta baja y media, se comprometió a alcanzar la cobertura sanitaria universal para 2030. La llegada de COVID-19 supone una presión adicional para el ya de por sí débil sistema sanitario, que a su vez afecta a la prestación de otros servicios sanitarios esenciales igualmente importantes. Esta situación afecta sobre todo a los pobres (a menudo empleados en la economía sumergida), hundiendo aún más a los hogares en la pobreza. La pandemia ha puesto de relieve la importancia de los servicios sanitarios esenciales y la necesidad de reforzar el sistema de atención primaria. Este comentario ofrece un análisis de la situación del sistema sanitario nigeriano en su avance hacia la consecución de la cobertura sanitaria universal.
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