El informe de la Organización Mundial de la Salud destaca el papel fundamental de la protección social para mitigar las repercusiones socioeconómicas de las medidas sanitarias y sociales públicas (MSSP) durante el COVID-19. A partir de 316 estudios realizados en 123 países, explora cómo intervenciones como las transferencias de efectivo, la asistencia alimentaria, el seguro social y la exención de tasas aliviaron problemas como la inseguridad alimentaria, las dificultades económicas y el acceso limitado a los servicios.
Aunque las medidas de protección social, incluidos los cierres patronales y escolares, fueron esenciales para controlar la pandemia, a menudo exacerbaron las desigualdades, afectando desproporcionadamente a los grupos marginados. El informe subraya que unas medidas sólidas de protección social no sólo amortiguaron estos choques inmediatos, sino que también contribuyeron a la resiliencia y la equidad a más largo plazo.
Estas pruebas subrayan la necesidad de integrar mecanismos integrales de protección social en los planes de emergencia sanitaria pública. Al hacerlo, los gobiernos pueden garantizar una respuesta más inclusiva y equitativa, fomentando la resiliencia de las poblaciones vulnerables durante futuras crisis sanitarias.