The Lancet informa de que la decisión de Brasil de excluir los alimentos ultraprocesados (UPF) de un nuevo impuesto selectivo es una medida preocupante para la salud pública. Mientras que las bebidas azucaradas y los conservantes serán gravados, los UPF seguirán siendo asequibles, con el riesgo de que aumente su consumo y los problemas de salud asociados. Las UPF, ricas en azúcares, grasas saturadas y sodio, pero pobres en nutrientes, contribuyen a enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) como la obesidad, la diabetes y las afecciones cardiovasculares. Estas enfermedades suponen una importante carga financiera para el sistema sanitario brasileño, con proyecciones que sugieren 700 millones de dólares en costes relacionados con las UPF para 2036.
Países como México y Chile demuestran la eficacia de gravar las UPF, mostrando una reducción del consumo y una mejora de los resultados sanitarios. La exención de Brasil corre el riesgo de profundizar las disparidades sanitarias, perpetuando la mala nutrición entre los grupos vulnerables.