https://conflictandhealth.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/s13031-020-00296-
Resumen
Las estrategias de prevención de la COVID-19 en entornos con recursos limitados, inspiradas en la respuesta anterior en países de renta alta, se han centrado hasta ahora en estrategias de contención draconianas, que imponen restricciones de movimiento a gran escala. Es improbable que estas restricciones impidan que los casos superen con creces la capacidad de hospitalización existente, a pesar de los graves costes sociales y económicos que pueden acarrear a largo plazo.
Sugerimos que, en los países de renta baja, las restricciones de movimiento por tiempo limitado se consideren principalmente como una oportunidad para desarrollar estrategias de mitigación sostenibles y adecuadas a los recursos. Estas estrategias de mitigación, si se centran en reducir la transmisión de COVID-19 mediante una tríada de actividades de prevención, tienen el potencial de mitigar la demanda de camas y
mortalidad en una medida considerable. Esta tríada se basa en una combinación de blindaje dirigido por la comunidad de los individuos de alto riesgo, autoaislamiento de los casos leves a moderadamente sintomáticos y distanciamiento físico moderado en la comunidad.
Esbozamos una serie de principios para que las comunidades estudien cómo apoyar la protección de los más vulnerables, protegiéndolos de las infecciones dentro y fuera de sus hogares. Sugerimos además tres posibles opciones de blindaje, con
su posible aplicabilidad en distintos contextos, para que las comunidades lo tengan en cuenta y que les permita facilitar el acceso
a dispositivos de blindaje de la transmisión para los miembros de la comunidad de mayor riesgo. Es importante que cualquier estrategia de blindaje
tendría que basarse en una ciencia del comportamiento sólida e informada a nivel local y supervisarse para comprobar su eficacia y evaluar su potencial con hipótesis de modelización realistas. Tal vez, lo más importante sea que estas estrategias no se perciban como medidas opresivas y que su diseño y aplicación estén dirigidos por la comunidad. Esto es en
para que puedan mantenerse durante un largo periodo de tiempo, hasta que se pueda controlar la COVID-19 o se disponga de vacunas y opciones de tratamiento.
