Los atrasos en los gastos, una forma de financiación deficitaria que a menudo pasa desapercibida, perturban considerablemente la financiación sanitaria y la prestación de servicios en muchos países. Los atrasos son pagos atrasados por reclamaciones establecidas, compromisos contractuales o acuerdos de servicios continuados, y su acumulación refleja una presupuestación y planificación fiscal inadecuadas. Este problema es especialmente frecuente en el sector sanitario, donde los retrasos en los pagos tienen graves consecuencias, como la degradación de la calidad de la atención, el absentismo del personal y la interrupción de la prestación de servicios. Un blog de la plataforma online de la Colaboración de Montreux, pfm4health, pone de relieve los efectos generalizados y perjudiciales de la morosidad en los servicios sanitarios. Subraya la necesidad de mejorar la supervisión y la gestión para evitar interrupciones del servicio e ineficiencias financieras. Por ejemplo, los atrasos salariales han provocado huelgas y absentismo entre los trabajadores sanitarios de Liberia y Nigeria, mientras que los atrasos relacionados con las adquisiciones han causado escasez de medicamentos y un aumento de los precios en países como Túnez y Zambia. Los retrasos en los pagos a los proveedores de servicios en Ghana y Sierra Leona han obligado a los pacientes a buscar asistencia en proveedores privados, socavando las políticas de salud pública. Abordar esta cuestión exige reconocer los factores estructurales y cíclicos interconectados que contribuyen a los atrasos, como las crisis macroeconómicas, la mala formulación del presupuesto y la gestión ineficaz de la tesorería. La comunidad de financiación sanitaria debe dar prioridad a la gestión de la tesorería e incorporarla a las políticas y marcos de financiación sanitaria. Los gobiernos deben adoptar buenas prácticas para la gestión de los atrasos, como aclarar las condiciones de pago y mejorar la información sobre los gastos, para garantizar la sostenibilidad de la financiación sanitaria y la prestación eficaz de los servicios sanitarios.
