En los días previos al anuncio del presupuesto, el Tesoro desveló una financiación de 1.500 millones de libras para centros quirúrgicos, destinados a crear capacidad para más de 30.000 procedimientos adicionales y más de 1,25 millones de pruebas diagnósticas adicionales. Al mismo tiempo, se destinaron 70 millones de libras a nuevas máquinas de radioterapia para impulsar el tratamiento del cáncer y duplicar el número de escáneres oncológicos en todo el país.
El gobierno también se ha comprometido a invertir más de 2.000 millones de libras en modernizar la tecnología del SNS y mejorar la infraestructura digital para aumentar la productividad y ahorrar tiempo al personal. Un informe de la Asociación Médica Británica (BMA) destacaba que los médicos de Inglaterra pierden más de 13,5 millones de horas al año debido a la inadecuación de los sistemas informáticos. Se espera que las actualizaciones tecnológicas reduzcan significativamente esta pérdida.
En el Presupuesto de Otoño, se destinarán más de 600 millones de libras a los gobiernos locales para apoyar la asistencia social, un sector que muchos consideran desatendido desde hace demasiado tiempo. Además, se han reservado 26 millones de libras para nuevos centros de crisis de salud mental, pues se dice que 350.000 personas llevan más de un año esperando para acceder a los servicios de salud mental.
Un fondo de capital específico permitirá también realizar 200 mejoras en consultorios médicos de toda Inglaterra. Además, se destinarán 460 millones de libras a mejorar la preparación del Reino Unido frente a pandemias, lo que incluye reponer los suministros de EPI, asegurar vacunas y medicamentos e invertir en laboratorios de alta contención para reforzar la infraestructura frente a futuras emergencias sanitarias.
Este amplio plan de financiación pretende modernizar los servicios sanitarios, mejorar el acceso e impulsar la productividad, cumpliendo las principales promesas del Partido Laborista en materia de sanidad.