Un nuevo estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha recomendado a los países en desarrollo que inviertan aproximadamente 1,2 billones de dólares, una media del 3,8% de su producto interior bruto (PIB), para garantizar al menos la seguridad de unos ingresos básicos y el acceso a una atención sanitaria esencial para todos sólo en 2020.
Afirma que para colmar el déficit de cobertura del sector, agravado por la COVID-19, serán necesarias fuentes de financiación adicionales.