Las lecciones de Australia y Singapur
En la región de Asia y el Pacífico viven 690 millones de personas con discapacidad. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo el 21,6% de las personas con discapacidades graves están cubiertas por prestaciones de discapacidad en la región. Sabemos que las personas con discapacidad tienen dificultades para acceder a la educación y al empleo, además de las necesidades de cuidados que pueden mermar su capacidad económica, lo que las hace especialmente vulnerables a la pobreza. En este breve artículo, comparto los regímenes de discapacidad de Singapur y Australia como ejemplos de referencia para diseñar y aplicar la protección social de las personas con discapacidad.
En Singapur, CareShield Life es un plan de seguros que agrupa los riesgos haciendo que los particulares paguen primas durante sus años de trabajo para proporcionar apoyo financiero en caso de discapacidad grave para realizar las actividades físicas de la vida diaria. Se considera que una persona está gravemente discapacitada si no puede realizar tres de las seis actividades físicas siguientes: bañarse, lavarse, vestirse, alimentarse, ir al baño, caminar o desplazarse y trasladarse. El régimen de seguro proporciona a las personas gravemente discapacitadas una ayuda mensual en metálico para cuidados de larga duración, de por vida mientras permanezcan discapacitadas. Los beneficiarios tienen la flexibilidad de utilizar el pago en efectivo para decidir la modalidad de asistencia que mejor se adapte a sus necesidades.
En Australia, el National Disability Insurance Scheme (NDIS) es un régimen de discapacidad financiado con fondos públicos que reconoce la discapacidad intelectual, física, sensorial, cognitiva y psicosocial. También ofrece intervención temprana a personas con discapacidad o niños con retrasos en el desarrollo que cumplan los requisitos. El NDIS financia actividades para ayudar a los beneficiarios en su vida diaria, guiadas por planes de atención personalizados elaborados en colaboración con los beneficiarios para satisfacer sus objetivos y necesidades. La financiación puede destinarse a una amplia gama de actividades de apoyo a los beneficiarios en actividades cotidianas como la participación social y comunitaria. También puede ayudar a los beneficiarios a adquirir independencia para perseguir sus objetivos, como encontrar y mantener un empleo y adquirir tecnología de asistencia.
Los gobiernos deben considerar un plan de discapacidad para garantizar que las personas con discapacidad reciban la protección y el apoyo financiero adecuados en su acceso a la atención sanitaria. A medida que la población envejezca, aumentará el número de personas con discapacidad, por lo que es aún más importante contar con un régimen específico que atienda las necesidades de asistencia sanitaria y social derivadas de la discapacidad. El reconocimiento de las distintas formas de discapacidad, los puntos de intervención (antes o después de la discapacidad), el alcance y el objetivo de las ayudas, y los mecanismos de generación y adquisición de recursos son algunas consideraciones a tener en cuenta en el diseño del plan de discapacidad para satisfacer las distintas necesidades de la población.
En la red P4H, podemos abogar por la protección sociosanitaria de las personas con discapacidad mediante revisiones del alcance de los regímenes de discapacidad en la región y en el mundo, y organizar el intercambio de conocimientos con y entre las partes interesadas gubernamentales.
