El documento presenta aspectos críticos en la prestación y financiamiento de la salud, proponiendo algunas mejoras sistematizadas en una hoja de ruta para su implementación, sin considerar las compras públicas y los recursos humanos en salud.
Entre el 2013 y el 2019, tanto el gasto en salud desde el sector público como desde EsSalud y desde el sector privado aumentaron sostenidamente. Durante el 2020 el gasto en salud se incrementó́ significativamente por la crisis ocasionada por el COVID-19. El financiamiento del Seguro Integral de Salud, EsSalud, las Fuerzas Armadas y las Policiales, así́ como del sector privado, provienen de distintas fuentes y se maneja desarticuladamente. El gasto de bolsillo de los hogares peruanos es elevado y aumenta el problema de fragmentación, ya que es una transacción directa entre paciente y proveedor, sin ser administrado por un asegurador. Este gasto de bolsillo representa un 29% del gasto total en salud en el Perú, que se encuentra por encima del 20% recomendado por la Organización Mundial de la Salud. La fragmentación existente en el sistema de salud peruano aumenta el riesgo de cobertura entre los aseguradores e impide economías de escala y subsidios cruzados hacia la población.