Un artículo de investigación publicado en PLOS Global Public Health aboga por dejar de utilizar el PIB y la RNB como aproximaciones para medir el bienestar general y la elegibilidad para la ayuda externa en materia de salud. Los autores subrayan la necesidad de medidas alternativas sólidas en la financiación sanitaria mundial.
Se han intensificado los llamamientos para dejar de utilizar el Producto Interior Bruto (PIB) y su derivado, la Renta Nacional Bruta (RNB). Estos indicadores, diseñados originalmente para medir el crecimiento económico, se utilizan ahora como indicadores indirectos del bienestar general de una nación y de su elegibilidad para recibir financiación externa. Sin embargo, priorizan sistemáticamente el crecimiento económico sobre la salud de la población. Los principales organismos de financiación sanitaria siguen basándose en el PIB y la RNB a pesar de sus limitaciones. Estos criterios enmascaran las desigualdades dentro de los países y entre ellos, excluyendo a una parte importante de las personas con mala salud que viven por debajo del umbral de pobreza. Los países de renta media (PRM) a menudo siguen sin poder optar a la ayuda, a pesar de que acogen al 70% de los pobres del mundo.
El artículo habla de alternativas prometedoras que incluyen medidas “complementarias” relacionadas con la sostenibilidad y el crecimiento ecológico, así como marcos totalmente nuevos como el Marco de Nivel de Vida (MNV) de Aotearoa Nueva Zelanda. Abandonar los criterios basados en el PIB es crucial para una financiación sanitaria equitativa y una cobertura sanitaria universal para 2030.