Tras el periodo de transición postsoviética, el gasto público en sanidad se redujo drásticamente, al igual que las tasas de utilización de la atención sanitaria. Las tasas de uso de la atención sanitaria disminuyeron en parte porque los gastos de bolsillo formales e informales tuvieron que compensar la disminución del gasto público. Al igual que otros miembros de la Comunidad de Estados Independientes, Armenia heredó un sistema sanitario sobredimensionado, con centros de salud muy repartidos y abundantes camas de hospital. En la era soviética, la organización, gestión y financiación del sistema sanitario se coordinaba de forma centralizada a través del Ministerio de Sanidad. El sistema sanitario estaba excesivamente orientado hacia la atención curativa y hospitalaria, lo que provocaba graves ineficiencias. En la década posterior a la independencia, el gobierno de Armenia había identificado importantes reformas para el sistema sanitario con el objetivo de mejorar la eficiencia de los costes. Las reformas sanitarias incluían un cambio en la financiación de la atención sanitaria, reorientando el sistema hacia la APS. Dos objetivos clave eran reforzar la APS y consolidar los hospitales para reducir las ineficiencias y generar ahorros en el presupuesto sanitario que se reasignarían a mejorar la calidad de la atención sanitaria. Armenia fue el primer país de la región en aplicar el modelo de comprador único. Los proveedores de asistencia sanitaria adquirieron autonomía de gestión y financiera. Los logros y retos a los que se enfrentó Armenia durante 2004-2016 están documentados en Informe de evaluación del proyecto del Banco Mundial publicado el 20 de marzo de 2019.
