El Informe arroja luz sobre los retos de los sistemas sanitarios agravados por la pandemia de COVID 19 en todo el mundo. ¿Cómo pueden los gobiernos superar la falta de preparación y personal y la escasez de inversiones para adaptar sus sistemas sanitarios y estar preparados para la próxima crisis?
Tras haber puesto en jaque a los sistemas sanitarios de todo el mundo, COVID 19 ha puesto de relieve el imperativo de la resiliencia de los sistemas sanitarios. Desde la óptica de la resiliencia, este informe recomienda prestar atención a seis ámbitos políticos: la salud de la población, la retención del personal sanitario, la recopilación y el uso de datos, la cooperación internacional, la resiliencia de la cadena de suministro, la confianza en el liderazgo y la gobernanza. Reclama una mayor inversión en personal sanitario, junto con un aumento del gasto en prevención e infraestructura digital.
Hacer frente a la infrainversión
Invertir en la resiliencia de los sistemas de salud no consiste únicamente en gastar más, sino también en gastar mejor, orientando las inversiones prioritarias hacia áreas en las que los sistemas de salud han demostrado carecer de recursos suficientes para resistir las crisis.
Las inversiones anuales para mejorar la resiliencia de los sistemas sanitarios en los países de la OCDE representarían alrededor del 1,4% del PIB de media, en relación con el gasto de 2019. Aunque muchos países han aumentado el gasto desde la pandemia, el gasto apresurado en la crisis no aumenta la resiliencia para el futuro y cuesta más que las inversiones específicas iniciales. Es necesario redoblar los esfuerzos en tres ámbitos de inversión fundamentales: atención preventiva; personal sanitario; y sistemas e infraestructuras de información sanitaria, con el fin de mejorar el uso de los datos para mejorar la toma de decisiones, la vigilancia y la investigación.
La pandemia demostró la importancia de un enfoque que englobe a toda la sociedad para mejorar la eficacia de los sistemas sanitarios. En este contexto, invertir en la resiliencia de los sistemas sanitarios reporta importantes beneficios sociales y económicos.
Para más información, véase: OCDE (2023), ¿Preparado para la próxima crisis? Investing in Resilient Health Systems, OECD Health Policy Series.
