El autor aborda el problema actual de la pobreza en Pakistán, donde más de una cuarta parte de la población lucha por satisfacer sus necesidades básicas, a pesar de que la pobreza absoluta ha disminuido con el tiempo. Aunque el número de personas empobrecidas supera al de 1947, desde mediados del siglo XX se han aplicado diversas medidas de alivio de la pobreza y de protección social. Entre las iniciativas clave se encuentran los Programas de Ayuda a las Aldeas y de Obras Rurales en las décadas de 1950 y 1960, el Zakat en la década de 1980, el Bait-ul-Mal en la década de 1990, el Documento de Estrategia de Lucha contra la Pobreza (DELP) en la década de 2000, el Programa Benazir de Apoyo a los Ingresos (BISP) a partir de 2008, y un ministerio federal dedicado a la mitigación de la pobreza creado en 2019. Las provincias, como la Autoridad de Protección Social de Punjab, también han tomado medidas.
El gasto público en protección social y alivio de la pobreza ha aumentado drásticamente en las dos últimas décadas, superando el billón de rupias a partir de 2015. La asignación del BISP ha experimentado un notable aumento, pasando de 34.000 millones de rupias en 2008 a cantidades aún mayores en años posteriores. Estas redes de seguridad social han surgido en gran medida como respuesta al estancamiento económico, la elevada inflación y la influencia de los donantes externos. Los programas se dividen en tres categorías:
1. Los programas de seguros sociales, en los que los beneficiarios cotizan para recibir prestaciones más adelante, entre los que se incluyen regímenes como la Institución de Prestaciones de Vejez de los Trabajadores (EOBI) y el Fondo de Bienestar de los Trabajadores (WWF). Sin embargo, su alcance es limitado debido a las lagunas de conocimiento y a la economía sumergida.
2. Los programas de asistencia social son no contributivos y están dirigidos a grupos vulnerables, como el Zakat y el BISP. Algunos de ellos han experimentado aumentos presupuestarios sustanciales.
3. Los programas del mercado laboral centrados en el desarrollo de las capacidades de los jóvenes y la protección contra el desempleo incluyen iniciativas como el Programa de Desarrollo de las Capacidades de los Jóvenes del Primer Ministro.
A pesar del conjunto de iniciativas, el texto sostiene que no han fomentado eficazmente la resiliencia, la equidad o las oportunidades para las poblaciones vulnerables. Entre los problemas destacados se encuentran la politización, la inadecuada orientación de los programas y unos planes demasiado ambiciosos que carecen de alineación con las realidades económicas del país. El autor concluye que, sin un crecimiento económico sostenido y un desarrollo de las capacidades, los esfuerzos de protección social por sí solos no pueden aliviar la pobreza en Pakistán.