En 2020-2021, la Commonwealth australiana y los gobiernos estatales y territoriales financiaron el 70,6% del gasto sanitario con ingresos fiscales generales, incluida la tasa de Medicare y un recargo de la tasa de Medicare (AIHW, 2022). El resto del gasto sanitario se financió con el gasto de bolsillo (15%), seguros sanitarios privados (8,2%) y otras fuentes no gubernamentales (6,2%) (AIHW, 2022). En junio de 2021, aproximadamente el 54,3% de la población tenía algún tipo de seguro médico privado en Australia(Comisión Australiana de Competencia y Consumo (ACCC), 2021). El seguro de enfermedad privado ofrece una cobertura superior a la que ofrece el sistema Medicare, incluidos los servicios en hospitales privados o públicos y algunos servicios sanitarios conexos.
Reformas sanitarias a largo plazo mediante la atención primaria
Al igual que otros países desarrollados, Australia se enfrenta a la sostenibilidad financiera del sistema sanitario. No obstante, el gasto sanitario total en 2020-2021 creció un 7,4%, más del doble de la media anual en la década 2010-2020, que fue del 3,4% (AIHW 2022). El gobierno se comprometió a destinar 750 millones de dólares australianos a reforzar Medicare y, en el informe del grupo de trabajo sobre el fortalecimiento de Medicare, éste recomendó modelos de financiación mixta junto con modelos de pago por servicio para apoyar el sistema de atención primaria(Departamento de Salud y Atención a la Vejez del gobierno australiano (DHAC), 2022). De este modo se facilitaría el acceso a la sanidad a las personas a las que es más difícil llegar y que corren más riesgo de padecer mala salud.
Asistencia social a través del Seguro Nacional de Invalidez
El sector social también ha experimentado reformas recientes. El Régimen Nacional del Seguro de Invalidez es el primer régimen nacional de Australia destinado específicamente a las personas con discapacidad. Ofrece intervención precoz a las personas con discapacidad o a los niños con retraso en el desarrollo que cumplan los requisitos. Se centra en los principios de personalización y presupuestos individuales para ayudar a los beneficiarios en su vida diaria. La financiación puede utilizarse para ayudar a los beneficiarios en actividades cotidianas, como la participación social y comunitaria, y para ayudarles a perseguir objetivos, como encontrar y mantener un empleo y adquirir tecnología de apoyo.