Documento de debate del Banco Mundial, noviembre de 2020, dedicado a la preparación y respuesta de la República de Corea ante el COVID-19. Destaca que las reformas legislativas y normativas posteriores al MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio) mejoraron el sistema de preparación y respuesta de la sanidad pública en la República de Corea. La inversión en el fortalecimiento de los Centros Coreanos para el Control y la Prevención de Enfermedades (KCDC) en materia de política, investigación y formación, así como la financiación adecuada y flexible de las medidas de salud pública, resultaron cruciales. Las pruebas masivas, el aislamiento de los casos y el rastreo exhaustivo de los contactos, así como la participación pública en el distanciamiento social, permitieron a Corea controlar el COVID-19 sin un doloroso bloqueo. Con una estrecha colaboración entre los sectores público y privado y un proceso de aprobación ya en marcha, la toma de decisiones y la actuación rápidas para el desarrollo de kits de pruebas y la garantía de su disponibilidad en instalaciones de laboratorio tanto públicas como privadas pueden haber sido la parte crucial de la respuesta de Corea a COVID-19.
La cobertura sanitaria universal, gracias a un sistema de Seguro Nacional de Salud (SNS), que da cobertura a toda la población y engloba a todos los proveedores de asistencia sanitaria a través de un fondo único, garantiza el acceso a pruebas y tratamientos sin barreras económicas. El alto grado de confianza en el gobierno y la comunicación eficaz por parte de éste contribuyeron al cumplimiento de la política gubernamental y a la adhesión al distanciamiento social. Mantener la flexibilidad y realizar ajustes fue crucial a medida que la epidemia empeoraba y se introducían datos para el análisis y la toma de decisiones. Se introdujo un nuevo tipo de centro de tratamiento, los centros de tratamiento en vida, para atender a los pacientes con síntomas más leves. Se introdujeron centros de realización de pruebas en vehículos para aumentar rápidamente las pruebas y evitar más infecciones potenciales.
La experiencia de Corea demuestra que la inversión sostenida en preparación y respuesta da buenos resultados, y es una lección para todos los países, de renta baja, media y alta. También son cruciales un liderazgo decisivo y basado en datos, claridad estratégica (centrada en pruebas y rastreo de contactos) y voluntad de innovación. Los resultados muestran que la economía coreana será una de las menos afectadas en términos de pérdida de productividad, desempleo y crecimiento.
